El calendario escolar de cada curso, ya se sabe, está en función de festividades concretas entre las que se enmarca, aparte claro está de la incidencia en el mismo de las celebraciones locales entre las que Ferias, patronas y patrones y alguna conmemoración histórica, amén del obligado paréntesis veraniego y así, sin modificaciones de consideración, un año y otro...
Por eso no deja de sorprender que, inevitablemente, en el inicio de cada curso, por un rincón y otro de nuestra Comunidad autónoma, se sucedan las incidencias de Colegios que se encuentran en obras y que, por dicho motivo, no pueden iniciar sus clases o, cuando el profesorado se incorpora a los mismos para preparar las actividades docentes antes de que el alumnado llegue a las aulas, tenga incluso que alterar dicha preparación o celebrar reuniones del Claustro en un lugar cercano al centro ya que en el mismo los albañiles se afanan en colocar ladrillos o pavimentar determinadas zonas.
Y sabido es que eso de una obra acabada en el tiempo fijado es poco menos que un imposible, a cuenta de los imponderables que en las mismas se suelen presentar, que a veces el presupuesto aprobado para su realización se acaba, precisamente por los imprevistos antes aludidos, y es necesario recurrir a la aprobación de uno nuevo cuya tramitación administrativa se demora más de lo previsto, pero nada de ello justifica estas incidencia, casi habituales, que sufren los alumnos en primer término,sus familias y desde luego la comunidad docente...
Pero así, un curso y otro, sin que este problema encuentre solución y sin que la necesaria panificación de la mejora, reforma o ampliación de nuestros Colegios se haga adecuadamente para evitar situaciones como la comentada.
He ahí un tema en el que la Consejería de Educación tiene por delante una buena tarea.
No hay comentarios:
Publicar un comentario