En pleno verano, posiblemente para llamar la atención ante la falta de noticias, lo que no resta desde luego un ápice al acierto de la medida, el Ministro de Sanidad y Consumo anunciaba que su Departamento adoptará medidas para acabar con los llamados "Spam" telefónicos, es decir, esas llamadas que a las horas mas inoportunas y molestas para quién las recibe nos sorprenden en nuestra propia casa con las ofertas más dispares y carentes de interés...
Es un efecto pernicioso de la aplicación del denominado telemarketing por parte de empresas que tratan, a toda costa, de vender su producto, de colocar su oferta y que no tienen otro procedimiento mejor que irrumpir inopinadamente en nuestros hogares, a través de la línea telefónica, a veces con acento sospechosamente exótico y que posiblemente por incentivar a sus "tele-vendedores" con un plus por el número de clientes captados nos maltratan con el tono y con la forma cuando amablemente declinamos su ofrecimiento.
Por eso está muy bien que se actúe contra este ataque a la intimidad de las personas, a su buena fé y desde luego que se impida esta práctica comercial abusiva que se ha convertido en moda en los últimos tiempos, siempre y cuando el anuncio del señor Ministro no se quede en eso, en un simple intento veraniego de llamar la atención.
Así que bienvenido sea este afán por acabar con los "Spam" telefónicos, de los que protesta la sociedad española en su conjunto, especialmente cuando uno, en plena canícula, ve alterada su pacífica siesta por una llamadita de estas a las que estoy haciendo referencia.
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