No contentos con la derrota en las urnas, ajustada bien es cierto pero derrota al fín y al cabo, los dirigentes del Partido Popular que aspiraban y aspiran a sustituir al PSOE en la gobernación del Estado, cuando reciban el respaldo suficiente del electorado para ello, tras aquella y el posterior anuncio de la convocatoria de un Congreso extraordinario para el próximo mes de junio y la renovación de algunos de sus cargos en el Parlamento, se han enzarzado en una inoportuna bronca que les está causando un daño ciertamente importante, de imágen y credibilidad, ya que nuevamente se muestran incapaces de lograr la unidad exigible a una fuerza política que quiere ser alternativa...
Y es que desde que el Presidente del PP diera a conocer su intención de presentarse a la reelección al cargo, en el mencionado Congreso de junio, y procediera a designar a una jóven, se supone que suficientemente preparada, como Portavoz parlamentaria de su partido, un día si y el otro también se alzan voces discrepantes con los nombramientos, otras que - en su legítimo derecho, desde luego - sugieren su intención de disputarle la presidencia a Rajoy, que no debiera democráticamente hablando oponerse a tal posibilidad - y, lo que es peor, algunas de pesos pesados de la formación política conservadora poniendo en entredicho las decisiones de su hasta ahora lider, lo que naturalmente causa el lógico regocijo de los socialistas, cuyo Secretario de Organización se muestra encantado con esta bronca tan inoportuna como, por desgracia, habitual en la derecha española de todos los tiempos.
Así es que en lugar de apretar los codos, reflexionar y debatir de puertas para adentro, aprovechar la lección de las urnas para corregir los errores cometidos a lo largo de la anterior legislatura, que son los que le han llevado a la derrota, renovar personas, ideas, programas y actitudes y desmarcarse de tanto Medio de Comunicación y periodista amigo, que flaco favor le han hecho y le hacen cada día, el Partido Popular se empeña en seguir deslizándose por la pendiente, cuesta abajo, mientras los ciudadanos que podrían apoyarle con sus votos se preguntan si, de verdad, son alternativa válida en la que se pueda confiar.
Y todavía están a tiempo de rectificar, ya que apenas ha pasado poco más de un mes de las elecciones generales, pero como sigan por este camino, mal lo tienen...
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