Tras la investidura, en segunda votación y con mayoría simple de Rodríguez Zapatero como Presidente del Gobierno, parece que las posibilidades de acuerdo, en grandes temas de Estado, entre los dos partidos mayoritarios del espectro político español se han incrementado y en el horizonte se vislumbra una legislatura en la que, finalmente y tras la que acabamos de cerrar, se instale el pacto para resolver no pocos asuntos pendientes que, hasta el momento, han debido quedar aparcados por la imposibilidad de entendimiento entre PSOE y PP...
Y eso no es solo bueno sino necesario y oportuno y así, en cierta forma, se desprende de los resultados de las urnas que han justificado determinadas medidas gubernamentales y, por contra, han enviado un claro mandato de moderación a la política de enfrentamiento y confrontación aplicada por los Populares y sus aliados mediáticos en los últimos cuatro años.
Habrá naturalmente que esperar que todo ello se confirme y que se hagan realidad acuerdos y pactos en la cultura democrática de nuestro país pero, de momento, lo escuchado en el Congreso de los Diputados, en las voces de Zapatero y Rajoy, deja entreabierta una puerta a la esperanza de que la legislatura que acaba de comenzar sea mucho más normal, sosegada y constructiva que la recién terminada...
Y es que, ¿quién lo duda?, España en su camino de convergencia con Europa, en su progresiva y necesaria modernización, en su afán por la consolidación de las libertades y del progreso, necesita acuerdos que contribuyan a ello y si para hacerlos posibles se cuenta con los nacionalistas moderados, mucho mejor, aunque no debe olvidarse que tras la última consulta electoral los ciudadanos ya han dicho que, en caso contrario, la vía del entendemiento pasa claramente por el bipartidismo, es decir, por un bloque desde el centro a la izquierda y otro desde el mismo punto a la derecha.
Y el ciudadano, como el cliente, siempre tiene la razón...
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