Ofrecer consenso y acuerdo para esto, no deja de resultar cuando menos una paradoja y desde luego traslada al ciudadano la certidumbre de que, en el ámbito político español, difícil resulta, por no decir imposible, alcanzar acuerdos entre dos fuerzas políticas de distinto signo, tal es el caso del PSOE y del PP a pesar de las buenas palabras...
Decimos esto por el encontronazo que en el Ayuntamiento de Sevilla se acaba de producir entre ambos partidos a cuenta del nombramiento del ex-presidente del Gobierno Felipe González como Hijo Predilecto de la Ciudad de la Giralda, que ya se intentó en 1966 y que quedaría aplazado por estimar, entonces, los representantes del PP que ante la próximidad de la convocatoria electoral municipal no parecía la ocasión más oportuna y posponiéndose el acuerdo unánime - exigencia requerida por quién presidiera el Gobierno de España durante muchos años para aceptar la distinción - hasta después de las elecciones generales y autonómicas celebradas recientemente.
Pero ahora los Populares parecen replantearse su compromiso dadas las poco afortunadas expresiones verbales que el señor González tuvo para el lider del PP, señor Rajoy, durante la Campaña electoral y por las que posteriormente pediría disculpas, alegándose como razón para la negativa que los votantes de su partido - diez millones - se sienten agraviados y enojados con las manifestaciones del que fuera Secretario General del PSOE y Presidente del Gobierno.
¿A estas alturas a vueltas con esto? ¿Así tratamos de iniciar una legislatura con espíritu de concordia y de consenso? Rompemos la baraja por unas desafortunadas y censurables manifestaciones verbales de Felipe González durante - no se olvide esto - el fragor de la Campaña electoral. ¿Es esta acaso la forma de tender la mano del PP sevillano y andaluz... Por mal camino vamos, desde luego.
Y es que se podrá aplazar por más tiempo un nombramiento indiscutiblemente merecido como el de Hijo Predilecto de Sevilla a favor de Felipe González Márquez, pero no por ello se evitará que siga mereciendo el reconocimiento practicamente unánime - excepto algunos dirigentes del PP - de la ciudad que le viera nacer y a la que, simplemente como muestra el botón del AVE, prestó impagables servicios para su progreso y desarrollo.
Lamentable, ciertamente, la negativa Popular...
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