sábado, septiembre 04, 2010

Insoportablemente aburridos.

Así, como afirma el titular de este comentario, son los políticos de nuestro país. Reiterativos, recalcitrantes, incapaces de dialogar - salvo cuando les conviene a unos y otros - contumaces, aburridos hasta el agotamiento... y ahora que caminamos hacia procesos electorales - algunas autonomías y las municipales - todavía esta sensación entre los españoles se acentúa todavía mucho más.
Ciertamente la Democracia nos ha deparado notables progresos de libertad, mejoras evidentes en el devenir político de España, aunque con sus lacras y servidumbres, pero al mismo tiempo nos ha traido una casta - la de quienes viven de la política y no para ella - cuyo discurso es reiterativo, alejado de la realidad social en la que viven y para la que - dicen - trabajan, de la que perciben sus golosos emolumentos y a la que maltratan cada día con sus intervenciones orales, con sus gestos y, en no pocos casos, con sus decisiones...
No hay manera, entre los políticos españoles, de contemplar un acuerdo. Ni un comportamiento solidario de unos con otros, salvo en tragedias nacionales. No hay forma de verlos caminar juntos, adoptar medidas consensuadas o sumar esfuerzos, ya que todo se vuelve crítica, menosprecio, censura y desde luego negativa al pacto, en tantas materias en las que debería existir.
Vamos, un insoportable aburrimiento. De un lado y de otro.
Y así, vamos pasando los años y deperdiciando claras oportunidades de progreso en cuanto todas las fuerzas políticas, o al menos las mayoritarias, sumaran esfuerzos y no se dedicaran al tu más que yo que es, por lo visto, el discurso preferido de todos ellos.
Vamos, verdaderamente aburrido.
Y eso que su salario lo soportamos entre todos.

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