jueves, septiembre 09, 2010

Huelga de cartón piedra...

Que la huelga es un derecho constitucional de los trabajadores, nadie lo duda. Que a veces se trata de la única manera de protestar o de presionar, tampoco. Que cuando la derecha gobierna todos los partidos alineados a la izquierda prestan su apoyo entusiasta a una convocatoria de este tipo, igualmente. Que tantas veces la huelga más que solucionar, complica, por supuesto... pero en el caso de la huelga de carácter general, auspiciada por Comisiones Obreras y ¡oh sorpresa! también por la UGT, por la contumacia de algunos Medios informativos en devaluarla, por la tibia actitud de las centrales sindicales, por la comprensión del Gobierno y, evidentemente por la frialdad con que los trabajadores españoles han recibido el anuncio, que poco más y se lanza con doce meses de antelación, mucho nos tememos que se trate de una huelga de cartón piedra. Vamos, de un decorado para justificar a unas fuerzas sindicales que, tal vez por la subvención, tal vez por su mínimo respaldo, han basado su funcionamiento en alinearse dócilmente junto al Poder...
Y es que de aquellos Sindicatos luchadores, en defensa de los derechos del trabajador, de aquellos Sindicatos reivindicativos, que siempre son necesarios, de aquellos Sindicatos con capacidad de movilización general, como cuando con Felipe o Aznar, poco o nada es lo que queda, como viene a demostrar fehacientemente el discurso que ahora tratan de vendernos, como si esta convocatoria no la hubiera impulsado le llamada Reforma Laboral del Gobierno de Zapatero y los malos de la película fuera - una vez más - los Patronos, por emplear un vocabulario que incluso ya, entre los sindicalistas, ha caído en desuso.
Vamos, que este artificio se parece mucho más a eso, a los decorados de los teatros o de las películas, que a una llamada, en toda regla, a la población trabajadora para que reaccione contra la crísis económica, que nos tiene hundidos, que ha provocado más de cuatro millones de parados, que amenaza las pensiones y las prestaciones por desempleo o el horizonte de la edad de jubilación y cuyas perspectivas de futuro no son nada esperanzadoras, por mucho que se nos quiera vender otra moto...
Por eso nada mal estaría una revisión en profundidad del papel de los Sindicatos en nuestra sociedad, de las relaciones entre empresas y trabajadores, de todo cuanto pudiera conducirnos a un nuevo marco de las relaciones laborales que, ciertamente, demanda una actuación decidida y urgente.

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