miércoles, marzo 31, 2010

Ternura, arte y devoción...

Que otra cosa si no es la forma de llevar los pasos en la Semana Santa, por parte de Costaleros y Capataces? ¿Hay tal vez otras palabras para definir el perfecto trabajo de estos cofrades del esfuerzo que, por calles y plazas, sobre sus hombros, a su voz de mando, cargan con Palios y Misterios de nuestras Cofradías...?
Y es que cuando uno tiene la oportunidad de contemplar como, al compás de los sones de las Bandas de Música, quienes anónimamente, bajo las trabajaderas, soportan el peso de los pasopalios, de los misterios o de los Cristos y atendiendo las precisas órdenes de quienes los mandan, de los Capataces, ofrecen el testimonio de ternura, con la imágen de María, de plástica devoción con la de Jesús, en cada una de sus iconográficas representaciones; de arte en suma en la manera de mostrarlos ante el pueblo, congregado en las aceras; no puede por menos que comprender que en esta manifestación de la Semana Santa se encierran, al mismo tiempo, el amor, la belleza y la devoción por unas advocaciones sagradas.
Sobre los pies, llámate un poco, izquierda alante, menos paso, al cielo con Ella, con Cristo a la Gloria, ¡que voy a llamar¡, ¡ahí quedó¡, voces de mando que bajo las trabajaderas y tras los faldones se ejecutan con precisión milimétrica, que sorprende y admira...
Es esa genuina manera de ofrecer público culto a unos venerados Titulares, durante las jornadas de nuestra Semana Santa, otra de las características singulares y distintivas de la conmemoración pasional de nuestra tierra, como lo es sin duda la que se practica en otras latitudes - en andas, sobre ruedas - pero por supuesto mucho más hermosa, llena de arte y que tiene la virtud de conmover profundamente los corazones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Don Andrés: Ponga el reloj en hora que ya cambió el domingo. Porque usted tiene fama de marcar siempre la hora exacta ¿Me equivoco?

Andrés L. Cañadas dijo...

He mirado la esfera con mucha atención y desde luego mi reloj está en hora. A lo mejor el que no lo está es el suyo, ANONIMO comunicante. Y es que en el reloj de los gustos, NADA ESTÁ ESCRITO, amigo.