Como los pactos entre formaciones políticas son algo habitual en España, desde que recuperamos la Democracia, a nadie podrá extrañar - salvo defensa a ultranza de intereses partidistas - que tras la elecciones autonómicas celebradas el pasado domingo en Galicia y el País Vasco, especialmente en este segundo caso ya que en el primero el Partido Popular ha triunfado con mayoría absoluta, se suscriban acuerdos que permitan la gobernabilidad de un determinado partido como es el caso del PSE-PSOE liderado por Francisco Javier López Álvarez o para entendernos mejor, Patxi López...
Y si el posible pacto excluye, tras muchos años de gobierno nacionalista, a las formaciones políticas que han venido considerando a España como territorio extranjero y sitúa al frente del Gobierno de Euskadi a las que se proclaman constitucionalistas - es decir, las que respetan y defienden la Constitución de que nos dotamos todos los españoles, por abrumadora mayoría - mejor que mejor, puesto que en política toda alternativa es válida siempre y cuando no trate de romper ni la unidad, ni la convivencia ni por supuesto la paz.
Por eso, que el PSE-PSOE releve al frente del País Vasco al hasta ahora hegemónico PNV y emprenda un camino de normalización de las relaciones de dicho territorio con el resto de España, ni es malo, ni tiene que ser considerado como un factor de inestabilidad ya que por el contrario sería la mejor prueba de normalidad democrática que no debería ser puesta en tela de juicio por posibles intereses electoralistas y apoyos en el Congreso de los Diputados, tal y como algunos vienen insinuando desde hace una semana... especialmente cierta prensa que no se sabe muy bien a lo que juega o que intereses defiende...
Y rasgarse las vestiduras por que finalmente no gobierne quién logró mayor número de escaños en el Parlamento vasco, aunque insuficientes para poder gobernar no deja de ser - a estas alturas y tras numerosos ejemplos, algunos ciertamente lamentables - un ejercicio de cinismo del que el ciudadano de a pie está ya más que harto, pués quién ha permanecido al frente de Euskadi desde que recuperamos nuestra Democracia ha tenido muchos años y todo el poder, en el citado Parlamento, para implantar una norma que impusiera el gobierno del Partido más votado.
Así que ahora no valen mucho las lamentaciones...
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