sábado, marzo 28, 2009

Que faena, Paco...

Este es uno de esos comentarios que nunca me habría pasado por la imaginación tener que escribir dedicado a tu memoria...y es que, Paco, que faena te has gastado con Loli, con tu madre - por la que sentías veneración -, con Rafa, con tu "familia" de Visabren, con tus amigos entre los que sabía me contaba, desde el mismo día en que tuve la suerte de conocerte, hace ya bastante años.
Siempre he sabido, he escuchado y hasta repetido "que los designios de Dios, son inescrutables", pero Paco, mi querido Paco, como te has marchado sin avisar, por la puerta de atrás, sin dejarnos siquiera decirte hasta luego a los miembros de tu familia y a los que considerábamos un honor tenerte entre los nuestros...
Claro que pensándolo bien, lo has hecho tal y como siempre te comportabas en vida, en ese discreto y difícil segundo plano en el que quienes bien te conocíamos teníamos la certeza de tenerte detrás, por si era necesaria tu ayuda que como la "buena persona" que has sido - ya escuchaste en la parroquia de Brenes, tu pueblo, como te definía de tal manera todo un Cardenal que mucho más que otras veces hacía honor a su apellido - siempre estabas dispuesto a entregarte a los demás, con una sonrisa en los labios y una palabra amable.
Todavía no he logrado asumir la conmoción que me supuso conocer la triste noticia de tu inesperada muerte, ni siquiera la profunda tristeza que se respiraba en tu entierro y por no parar de encontrar una explicación a tu pérdida, si es que la tiene, he pensado que como siempre estabas en las claves de las cosas que mucha gente no conoce, por tu profesión, posiblemente te haya inducido a hacernos esta faena el querer sustituir al Ángel de la Guarda de tu pequeño hijo - que todos dicen que es un cromo de su padre - ya que te habías enterado de que por su edad lo tenían que jubilar y te ofreciste al Padre Eterno para relevarlo en el servicio y así estar siempre velando por quién es sangre de tu sangre...
¿A que ha sido eso lo que te impulsó a dejarnos, Paco?
Pues desde ese cielo y conociendo tu bondad, solo te pido que cuando tengas un segundo, además de hacerlo por tu querido hijito y con toda tu familia, te acuerdes de tu amigo Andrés, al que le duele en lo más profundo del alma tu ausencia...

1 comentario:

Andrés L. Cañadas dijo...

Gracias por la invitación.