Tantas veces las historias se repiten, aunque sea en lugares diferentes y en épocas distintas, aunque se trate de personajes muy distintos y circunstancias que en nada tienen que ver unas con otras, que incluso y desde luego en este caso con la complicidad inexplicable de los Medios públicos, muchos ciudadanos de buena voluntad llegan a creer que nada tienen que ver unas con otras y, sin embargo, en el caso del que hoy me ocupo, no paro de preguntarme ¿de que me suena a mi esto...?
Y es que verá, amigo lector de este ya veterano Blog, eso de un militar que se subleva contra el poder constituído y que llega al mismo tras una asonada o golpe, que persigue, margina, ignora y pisotea a la oposición política, que busca enemigos donde no los hay y hace de ellos la coartada para ocultar los verdaderos problemas de su país, que expulsa a periodistas que resultan incómodos por tratar de contar lo que sucede y que, en el colmo de la megalomanía, convoca un referendum para perpetuarse indefinidamente en la poltrona, utilizando para ello naturalmente todas las ventajas que le concede ser quién maneja todos los recursos del Estado, me suena a mi a un argumento conocido que me tocó vivir por razón de la edad.
Acaso a alguno de ustedes ¿le sucede lo mismo?
Y lo que no me explico, en modo alguno, es ese entusiasmo mediático que los Medios públicos - es decir, los que pagamos todos los españoles - han promovido a través de sus antenas en favor de un indivíduo que, además de bocazas y mal educado, de demagogo e iluminado, no pasa de ser un dictador al que sin duda algún día juzgará la historia, pero que aquí ciertos políticos y periodistas - de todo tiene que haber en la viña del Señor - se empecinan en elevar a los altares, perdón por el simil religioso...
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