Para Moe de Triana.
Que así es como la llaman los sevillanos y, especialmente, quienes le dan vida y sentido a este festejo veraniego cuya celebración se alarga en la historia, es decir, los trianeros que la tienen como referente de sus tradiciones más genuinas, como tienen a "su" Catedral, a la Capilla del Carmen - el popular "mechero" -, a la Estrella, a la O, a la Esperanza de calle Pureza o al Cachorro...y eso por no hablar de la Cava, donde el flamenco se hizo bronce en las gargantas o del Altozano que parece encaramarse sobre el Puente, por el que pasaba la Reina que canta la sevillana, para ver en la otra orilla - Maestranza, Giralda y Torre del Oro - el anhelo perenne de la gente de este Barrio, al que llaman República independiente, de tan genuina y universal como es su indiscutible personalidad...
La "vela", en las postrimerías del mes de julio, que se iniciaba con la canícula y a la que, afortunadamente, por influencia de los vientos de Poniente está llegando lo que en Sevilla ha sido siempre - y desde luego para los castizos - "la marea".
Cucaña, Casetas, puestecillos, avellanas verdes, cervecita en salmuera, para que esté más fría, "pascaito" y sobre todo, para quienes permanecen en la ciudad o deben permanecer por falta de recursos para veranear lejos de estas calores sofocantes, la oportunidad de convivir con amigos y vecinos, de disfrutar de la noche junto al Guadalquivir y de recrear, otro año más, una tradición que ha hecho ley entre quienes amamos todo lo que significa y representa esta Capital del Sur de Europa que debiera serlo aún más y que no acaba de lograrlo por la falta de visión de muchos de los que han tenido responsabilidades sobre la misma...
Pero a lo que vamos, que sople "la marea" y que los días "señalaitos" de Santiago y Santa Ana sean, otra vez más el gozo de los trianeros... y de los sevillanos.
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