Con lo de la tan traida y llevada Memoria histórica lo de revisar y suprimir rótulos de calles dedicadas a personas que, en una u otra forma, tuvieron relación con el desgraciado acontecimiento de nuestra Guerra Civil evidentemente ha cobrado un importante protagonismo en la sociedad española, siendo numerosos los acuerdos municipales o de otros ámbitos de la Administración en los que se insta a retirar monumentos, nombres de calles y plazas, lápidas conmemorativas y demás recordatorios de algo que nunca debió suceder entre españoles y que ya deberíamos haber enviado para siempre al más profundo de los olvidos...
Claro que igualmente, la sociedad española y particularmente algunas de sus Corporaciones locales y otras Instituciones deberían rechazar de plano que pudieran nominarse con nombres de bandas asesinas y extorsionadoras las calles y plazas de algunos de nuestros pueblos, especialmente del País Vasco, donde ciertos Ayuntamientos, en los que la presencia de fuerzas políticas abertzales es predominante, utilizan sus Plenos, Comisiones de Gobierno y acuerdos diversos como plataforma propagandística para imponer sus irracionales propuestas que son, sin duda alguna, un insulto a la concivencia y a la paz de los propios vascos y de todos los españoles.
Y es que a estas alturas del tiempo que nos ha tocado vivir, debería estar muy claro para todos, de un lado y otro, con propuestas divergentes en lo político y en lo territorial; que todo puede tener cabida en Democracia desde el diálogo, el consenso y el respeto a la decisión de las mayorías; que en nuestra sociedad no caben, para nada, calles que recuerden la tragedia de la Guerra pero por supuesto tampoco las que tratan de glorificar a quienes bajo las siglas de ETA tienen las manos manchadas de sangre...
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