Cuando reiteradamente se había insistido en que el anuncio de la concesión de nuevas licencias de emisoras de FM y de los nuevos canales, locales y autonómicos, de Televisión Digital se efectuaría a principios de este año, en una oportuna maniobra el Gobierno de la Junta de Andalucía y más en concreto su Consejería de Presidencia, que es la que controla estos asuntos, ha hecho publica su decisión de aplazar las referidas concesiones con la ¿excusa? de disponer de más tiempo para poder analizar, en profundidad, el importante número de solicitudes recibidas, en ambos casos.
Y dicho así, parece que todo es lógico y normal, ya que si los peticionarios se han acumulado ante la puerta con un buen montón de impresos, memorias e informes técnicos, quienes tengan que adoptar una decisión, se supone que justa y ecuánime, deberán contar con un mayor plazo de tiempo para estudiarlos a fondo y decidir que proyectos, de los presentados, reunen las mejores condiciones de calidad, transparencia, fiabilidad y solidez empresarial, no sea que ocurra como en la situación actual en que la mayoría de las emisoras de radio locales que en su día se otorgaron sea fagocitadas por los grandes grupos mediáticos y las televisiones locales alegales se dediquen a llenar la pequeña pantalla de imágenes porno o de "echadoras de cartas".
Pero curiosamente, con el silencio cómplice de los llamados Grupos mediáticos, la noticia - que por lo visto era esperada por todos ellos - ha pasado como desapercibida y nadie ha señalado, como parecería bastante lógico, que este aplazamiento del anuncio de las concesiones radiofónicas y televisivas se produce muy oportunamente en el momento en que ya están convocadas elecciones generales y autonómicas, en Andalucía claro está, para el próximo 9 de marzo.
Es decir, que ¡vamos a portarnos bien!, ¡Vamos a ser buenos!, que a lo mejor cae la breva de una emisorita por aquí y una televisión por el otro lado y por eso es mejor no tentar la suerte y que, con las concesiones otorgadas en la fecha anunciada con anterioridad o con las que no se adjudicaran, pudiera alguien sacar los piés del plato.
¿Aplazamiento estratégico, entonces...?
Pues mire usted, eso es lo que desde luego parece.
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