Sin olvidar a quienes nada tienen y por tanto, nada esperan, la noche del 5 de Enero es la noche de los sueños de los niños, aguardando la llegada - para ellos misteriosa y mágica - de los Reyes Magos con un cargamento de juguetes y golosinas que ellos les han pedido en su ingénua carta, escrita con las manos de madres y padres...
De todo. Quieren, en principio, de todo y especialmente cuanto por los ojos les mete la propaganda televisiva, sin reparo alguno. Después, con la paciente mentalización de sus mayores, esa extensa relación se irá conformando con cierta austeridad, incluso concediendo algun detalle para esos niños, a los que al inicio de este post nos hemos referido, que nada tienen y desde luego para sus hermanos, familiares e incluso amiguitos de su círculo, ¡que ya es generosidad!
Y así, con nerviosa impaciencia, a la espera de la noche de todo 5 de enero, en que más de un rey paternal se encontrará con la copita de oloroso y los polvorones para que reponga fuerzas, en su extenuante tarea del reparto por toda la ciudad de su abultado cargamento, se acostarán bien temprano "que los Magos pueden venir en cualquier momento", viviendo en sueños toda la fantasía y la ilusión de que un niño es capaz.
Vendrá mas adelante el primer desengaño, especialmente cruel cuando llega de la mano de algún compañero de colegio o un amigo, casi de la misma edad, que iniciará en ellos la inevitable espiral de sobresaltos que luego nos depara el discurrir de la vida, pero eso es mas adelante. Todavía falta para ese triste momento. Por ahora, lo que prevalece es la limpia y chispeante mirada de los niños que sueñan con la llegada de "su" Rey Mago.
Felices ellos... y que les traigan cuanto han pedido.
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