A pesar de las poco tranquilizadoras noticias previas, como consecuencia de la crísis económica que padecemos y por la aplicación de las normas de la Unión Europea, por el llamado espacio Schengen, al obligar que los pequeños viajen con un pasaporte individual y no colectivo, como lo han venido haciendo hasta ahora, lo cierto es que hoy mismo han comenzado a llegar a Málaga los primeros niños procedentes de los Campamentos de refugiados saharauis de Tindouf que, acogidos por familias españolas, pasarán los meses de verano entre nosotros, dentro de la campaña denominada "Vacaciones en Paz", que se iniciara hace ya tres lustros...
Niños, la mayoría con problemas de salud, que gozarán aquí de la acogida en familia de muchos andaluces, que serán atendidos por ellas, bien alimentados, disfrutando de la compañía de otros pequeños como ellos, con quienes jugarán y disfrutarán en un ambiente que en nada se parece al que viven a lo largo del año, por lo que no puede extrañarnos que al marchar sientan la enorme tristeza del alejamiento de su familia española, pero que sin duda conservarán en el fondo de su corazón el significado del auténtico sentido de la palabra solidaridad.
Hermosa iniciativa esta - nada teórica por cierto - que se confronta con esas prédicas laicas de Alianzas y Civilizaciones que tienen después su auténtica traducción en las riquezas minerales descubiertas ¿casualmente? en el subsuelo de Afganistan, donde nuestras tropas - dicen - se encuentran en misión de paz - en las tropelías de la franja de Gaza o los sistemáticos exterminios que se llevan a cabo en tantos lugares de Africa...
Por eso, bienvenidos los niños sarahauis, a los que cabe desear el mejor de los veranos, mientras se alimentan como Dios manda y chapotean en una de nuestras piscinas públicas y desde luego obligada felicitación a las familias - muchas de ellas verdaderamente modestas - que les abren sus puertas, considerándoles como hijos propios.
Y de paso, recordemos una vez más el injusto drama que está viviendo su Pueblo.
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