Es tan frecuente que nos ocurra a los españoles que ya casi nadie se extraña cuando suceden cosas como la que esta misma tarde hemos vivido, gracias a la selección del toca-toca que marca poco, que ha caído frente a la modesta - eso decían los expertos periodistas deportivos de nuestos medios -, complicándose la vida en el mundial que se está celebrando en Sudáfrica..
Hemos estado todo el partido yo la cojo, ahí la llevas, esta es para tí, pásame otra vez a mí, la distribuyo a la banda, vuelvo a recibirla... y al final, cuando apenas se iniciaba el segundo tiempo de un partido que era la excusa perfecta para servir de cortina de humo al decretazo laboral del Gobierno, - ¿habrá algún gafe en esto? - va Suiza, la modesta Selección Suiza, esa que nunca ha hecho nada en el fútbol mundial, esa que tanto nos temía - todo son argumentaciones de los gurus de la crítica deportiva hispana, que han montado un auténtico e imprudente show mediático-nacional - y nos marca un gol que, para colmo, según cuentan las crónicas, ha sido conseguido en claro fuera de juego.
Pero irregular o no, en su ejecución, ha subido al marcador, que es lo que al final del todo cuenta.
Y ya digo, es algo tan habitual en España, que ya casi ni duele. Somos mejores que nadie vendiendo la piel de un oso que aún está por ser cazado...y así nos va tantas veces, que desde la euforia pasamos sin transición a la más profunda de las depresiones...
Desde luego hablamos de fútbol, que tampoco es una tragedia nacional el haber perdido un partido, pero posiblemente lo que hoy ha sucedido denota claramente que ni es bueno - ni oportuno - alardear antes de tiempo ni desde luego tenemos la mentalidad adecuada para enfrentarnos a retos como este de ganar un mundial.
Habrá que seguir esperando. Y que conste que a quién esto escribe le encantaría equivocarse
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