Hace ya algunos años, se acuñó una frase popular que, tomando como base otra de un anuncio oficial , venía a decir, más o menos, "cuando el monte se quema, algo suyo se quema señor marqués", resumiendo claramente el concepto que sobre la propiedad de la tierra tenía el conjunto de nuestra sociedad y desde luego su sentido del humor...
De entonces acá, sobre el grave problema de los incendios, que habitualmente se incrementan durante la época estival, la opinión de la ciudadanía ha cambiado radicalmente ya que y en buena parte por las reiteradas campañas de mentalización que se han llevado a cabo desde la Administración estatal o autonómica, todos hemos tomado conciencia del atentado que para la conservación de la naturaleza supone el fuego incontrolado y de forma muy especial en la masa forestal de nuestros bosques, que por cierto tampoco son muchos.
Estan, desde luego, los pirómanos por enajenación mental, por bastardos intereses, por irresponsabilidad o simplemente por felonía, pero a pesar de ello, efectivamente cuando el monte se quema ya no es problema exclusivo de un hipotético título nobiliario sino del conjunto de la sociedad española que con ello no solo pierde un bien patrimonial común sino la posibilidad de seguir disfrutando, en muchas ocasiones, de parajes únicos que si se destruyen posiblemente no podrán recuperarse jamás...
Por eso, cuando un monte se quema todos, absolutamente todos y no solo los responsables de las distintas Administraciones debemos reaccionar, actuar y por supuesto denunciar ese salvaje atentado, sea cual sea su causa, transmitiendo así a las jovenes generaciones el principio de que conservar la naturaleza es obligación moral de todo buen ciudadano.
Llega el verano y por tanto, extrememos nuestro cuidado y nuestra atención sobre tan importante asunto...
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