Celebra hoy nuestra tierra, de estirpe milenaria, su vigesimo octavo cumpleaños en la fiesta que por declaración estatutaria se incluyera, como "Dia nacional", en el primero de los textos aprobados por nuestro propio Parlamento autonómico y a pesar de su raigambre histórica, de su cultura ancestral, de su peso territorial y poblacional en el conjunto de España, sigue siendo como esa "mocita" inexperta y casadera que aguarda la llegada de quien la quiera desposar con buenas intenciones...
Y es que ventiocho velas, en la tarta de cumpleaños, no dan nada más que para una ceremonia institucional, de la que mucho se podría hablar antes y ahora, en la que ni son todos los que están ni mucho menos están todos los que son, y que nos vuelve a situar ante el espejo de una cruda realidad de paro, desigualdad con respecto a otras regiones españolas, infraestructuras deficitarias, que nos colocan en uno de los últimos lugares dentro del contexto de la Europa comunitaria, por mucho que se quiera decir lo contrario.
Es decir, que de eso que afirma la cancioncilla infantil de "feliz en tu día...", nada de nada o, a lo sumo, bastante poco por mucho espectáculo mediático a través de la televisión pública andaluza que se ofrezca a los habitantes de nuestra tierra - buenas películas, corridas, Galas musicales - en un remedo irritante de aquellas celebraciones del 1 de mayo que se vivieron hasta la amortización del antiguo régimen.
Pero así son las cosas en esta "joven mocita milenaria" a la que algún día, en forma de solución democrática, esperemos que llegue "el prícipe azul" que la rescate de su letargo.
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