Si es válida la protesta de los habitantes de Salamanca - Ayuntamiento del PP - por la notable subida de los impuestos, ¿acaso no estamos viviendo o intuyendo en el horizonte en Jerez - Ayuntamiento del PSOE - situación similar a la de tierras catellanas, con esto del denominado "catastrazo", con la inexplicada e inexplicable revisión de los valores catastrales que nos amenaza a los ciudadanos con un futuro de agobiantes pagos por concepto de Impuesto de Bienes Inmuebles...?
Y no vale mezclar las declaraciones de unos y otros, con motivo de la ¿pre campaña?, de acogerse al bajo nivel, hasta el momento, de las reclamaciones presentadas ante la Oficina del Catastro de nuestra ciudad, pues ya se sabe que el ciudadano es bastante lento y remiso a la hora de reaccionar ante los atropellos aunque estos le toquen el bolsillo, o de parapetarse en la necesidad de proceder a la actualización del valor de las viviendas, mientras se ignora el creciente malestar de los jerezanos que ya, al menos en diez o doce colectivos, están organizándose para articular su protesta, pensando incluso en manifestarse en la calle.
La medida, mucho nos tememos, se ha adoptado, con respecto a Jerez, sin tener en cuenta la realidad de nuestra ciudad, con un alto porcentaje de paro, con un elevado número de pensionistas o prejubilados - recuérdese la "limpia" del sector bodeguero, en su momento -, donde los servicios no son desde luego los que se disfrutan en ciudades como Madrid o Barcelona y donde el tejido industrial brilla por su ausencia y por eso, a la hora de atender las justas reivindicaciones de quienes protestan y con bastante razón por cierto, se debería ser menos categórico, más pragmático y más flexible, no vaya a ser que en este caso tengamos que dar marcha atrás como con los tan bien vendidos despidos de la antigua Gerencia de Urbanismo que después, afortunadamente para los afectados, han quedado en humo...
Así que vamos a sentarnos y a estudiar, de verdad, como podemos enderezar este impopular patinazo, que el buen gobierno nace del diálogo y no del ordeno y mando. ¿O acaso no?
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