Decíamos ayer que nuestro propósito era el de dedicar este Blog al deplorable incidente ocurrido, días pasados, durante la celebración del acto de recuerdo y homenaje al Concejal del Ayuntamiento de Sevilla, Alberto Jiménez Becerril y su esposa, vilmente asesinados por ETA hace ya diez años, en una céntrica calle de la capital hispalense...
Desde luego, a lo largo de la década transcurrida no es que todo haya sido paz y sosiego, especialmente en lo que se refiere al funcionamiento, cargos y actividades de la denominada "Fundación Alberto Jiménez Becerril", creada tras la trágica muerte del edil precisamente para honrar su memoria y con ello la de todas las víctimas del chantaje terrorista, pero al menos en apariencia se han mentenido las formas hasta ahora.
Pero lo sucedido con motivo del aniversario, justo en lugar donde cayeron Alberto y Asunción, sobrepasa todos los límites de la cordura y el respeto al que sin duda es acreedora la memoria de este jóven matrimonio cuya única razón para recibir sendos tiros en la nuca, por parte un valiente criminal fué la de desempeñar un cargo público, elegido por parte de los sevillanos y la de ser esposa del capitular, pués interrumpir la intervención del Alcalde de Sevilla, a voz en grito y con cajas destempladas, además de inoportuno y absolutamente rechazable es una clara muestra de la crispación que los políticos y sus Partidos, de un lado y de otro, han trasladado por desgracia a la sociedad civil.
¿Cuando reaccionará esta - la Sociedad - de una vez, para acabar con esta situación?
Por lo que me cuentan, a la mujer que tuvo semejante comportamiento le replicó también alguien cercano a la primera autoridad municipal sevillana, lo cual tampoco admite disculpa alguna, pero en el origen del incidente, de tan lamentable actitud, hay que colocar la intervención de quien se atrevió a pisotear la memoria de aquellos a los que se rendía un merecido y sentido homenaje al que ella misma se había sumado.
Incomprensible, ¿verdad?
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