Una docena de años, creo que son estos los que se lleva celebrando, avalan sin duda una de las iniciativas más felices e importantes del mundo del espectáculo en Jerez, ya que a la exhibición, en grandes escenarios y en lugares íntimos o típicos - bodegas, Peñas flamencas,etc. - de lo mejor del arte flamenco, en lo que a cante, baile o toque se refiere, casi a diario se suceden iniciativas de marcado carácter cultural, tales como debates, presentaciones de los diversos montajes que se ofrecen y por supuesto de discos o libros, que otorgan a este empeño de una proyección antes nunca vista...
Y así, un año tras otro, atrayendo a Jerez infinidad de aficionados de todos los rincones del mundo, lo que supone evidentemente un valor añadido importantísimo desde el punto de vista turístico y desde luego económico, además de hacer posible que la realidad de Jerez se difunda a los cuatro puntos cardinales, lo cual aún incrementa la singularidad y el valor del Festival.
Esa presencia, antes comentada, es en estas fechas especialmente significativa en calles y plazas, lo cual además de lo ya apuntado ofrece la posibilidad del encuentro de tantos visitantes como llegan hasta nosotros con nuestra historia, el rico patrimonio monumental de la ciudad, la gastronomía propia y desde luego las costumbres de la tierra y todo ello envuelto en la magia indudable del flamenco, del que Jerez siempre ha sido considerado una de las más relevantes "cunas" u origen, lo que dió lugar en su día a la idea de crear la denominada "Ciudad del Flamenco" que, superadas las dificultades lógicas de financiación y definido con criterio riguroso e imaginativo su finalidad y objetivos, está llamada a convetirse en una referencia obligada en el mundo entero, cuando se lleve a cabo.
Sirva pues esta edición del Festival como un paso adelante de semejante proyecto, superadas dificultades y vicisitudes que pudieron ponerlo en peligro...
Y que siga sonando, en cada rincón, el embrujo del buen cante, el taconeo de un baile que expresión viva de nuestro arte más genuino y el rasgueo de la mágica guitarra.
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