Irrumpió en la sociedad española de los años setenta, especialmente a partir de la mitad de la década, la moda de las barbas que inmediatamente se asoció a una de las corrientes ideológicas que contribuyó a la llamada Transición política y que precisamente por ello llegaría a convertirse en todo un signo identificativo de la izquierda y muy en concreto de militantes y dirigentes del Partido Socialista que, con pantalones vaqueros y camisas desabrochadas y sin corbatas, lucieron su emblema capilar por la geografía patria, consolidando una moda que duró varios años...
Luego, llegados al poder, esa moda barbuda fue quedando en desuso hasta prácticamente desaparecer de nuestras calles y plazas y es mas, hasta hubo años en los que lucir la poblada barba no era como muy bien visto por el conjunto de la sociedad española que llegaría a acuñar, con cierto desdén menospreciativo, esa calificativo del barbas para referirse a quienes se atrevieran a mostrarse con ellas en público.
Y como no hay dos sin tres, llegados a esta época que vivimos, ligada también a la política nuevamente la profusión capilar ha hecho su aparición en la escena pública pero en esta ocasión en forma de coletas para identificar a los partidarios de una ideología virtual que, por aquello de las redes sociales y las sentadas en las plazas, todo ello adobado con postulados castristas y bolivarianos, en las últimas elecciones europeas ha logrado nada menos que cinco escaños en el Parlamento de la Unión, convirtiéndose en toda una sorpresa que ciertos medios han jaleado convenientemente para sus propios intereses - los de los Medios de Comunicación, naturalmente - y que incluso algún partido de la Izquierda tradicional trata de captar para llevarla al huerto de sus intereses...
Vamos que aquí, como se ve y se comprueba, lo de la Democracia o está unido a barbas y coletas - la moda del momento - o no merece el menor interés para el conjunto de la ciudadanía.
¡Es para estar hasta el pelo...!
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