La llegada del mes de septiembre, como es bastante habitual por estos pagos, trajo a Jerez lluvias torrenciales y, como es natural, calles inundadas, atascos de tráfico y mojadas espectaculares, entre ellas las del autor de este blog, que cumpliendo con un doloroso deber de despedir a una buena amiga, se vió sorprendido a las puertas del tanatorio con un turbión de agua que lo puso como una sopa...
Y eso aquí, en esta ciudad es algo consustancial con la llegada del mes vendimiador por excelencia, que se suele caracterizar, ya digo, con este fenómeno meteorológico que anega calles y nos sorprende a todos con la vestimenta propia del verano. Pero así era antes y así ocurre ahora, aunque afortunadamente la cosa no pase a mayores como antaño ocurría en las llamadas casitas bajas a las que llegaban las aguas en torrentera desde la zona de Tempul e Icovesa, discurriendo en su incontrolado camino por Taxdirt, Ancha y Lealas-Porvera, Rotonda de los Casinos, Honda y Arcos, cauce natural de esta peculiar configuración urbana de la ciudad.
Y eso a pesar de los cientos de millones que en canalizaciones enterró en un ya lejano día el Alcalde Pacheco y que aunque han servido para mitigar una buena parte del problema, no consiguieron acabar con el, que para eso habría que haber modificado la propia topografía de la población.
Pero así es septiembre por aquí y así la incorporación a la cotidiana rutina que sin duda se acentuará, en apenas una semana, con la apertura de los Colegios y la vuelta a lo que muchos llaman el Curso.
Así es que tras la habitual pausa de Agosto - y el cominito - aquí me tienen ustedes otra vez. ¡¡Bien hallados!!.
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