viernes, septiembre 23, 2011

Nuestra Patrona

Jerez vive mañana, con ese íntimo jubilo que nace de las vivencias que se atesoran en lo mas profundo del corazón, la festividad de la Patrona y a esa maternal Protectora “En la que el Señor hizo maravillas”, como ya dije con ocasión de la conmemoración del 50º aniversario de su coronación,  es a la que en esta jornada sabatina, mariana por excelencia, tienen que rendir su rodilla en tierra todos los jerezanos, lo mismo que ante Ella han acudido, a lo largo de muchos años, para implorar su mediación, para suplicar Rogativas, por la lluvia o la enfermedad, por el paro lacerante, la droga…para ofrendarle suspiros y plegarias, para simplemente extasiarse ante su bendita Imágen y decirle, con la mirada, lo que ni la voz es capaz de articular, pues si para todo eso nos vale, como podemos hoy no celebrar con nuestra Patrona su festividad en la que todavía se hacen más patentes las palabras del Salmo “Una mujer vestida del Sol, apoyada sobre la luna y coronada de doce estrellas”

Por eso ese íntimo gozo, en el recogimiento fervoroso de su Basílica y durante la vespertina procesión en la que su venerada imágen recorre nuestras calles, llevando su maternal presencia a cuantos necesitan del consuelo en la enfermedad, en las circunstancias adversas que la vida plantea, en la soledad de la vejez o el desarraigo social...

Por eso, tomemos los jerezanos las palabras del canto-oración del Magnificat, basado en el Evangelio de San Lucas, y haciendo nuestra la plegaria que María elevó a Dios, al visitar a su prima Isabel, esposa de Zacarías y madre de Juan el Bautista, “Magnificat anima mea Dominum” digámosle a la Santísima Virgen de la Merced, nuestra excelsa Patrona, que también al contemplarla a Ella “nuestra alma proclama la grandeza del Señor y se alegra nuestro espíritu en Dios, nuestro Salvador, porque puso sus ojos en su humilde esclava a la que llaman Bienaventurada todas las generaciones”.

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