miércoles, julio 28, 2010

A Perpiñan, como en tiempos de Franco...

Ya lo han conseguido los políticos catalanes, apoyando la iniciativa de un vegetariano argentino. Que para poder asistir a una Corrida de toros los aficionados de ese trozo de España - ¡perdón si ofendo a alguien con la expresión!- se tengan que ir a Perpiñan, como ocurría cuando aquí, en la época de Franco, estaban prohibidas las peliculas subiditas de tono y quienes querían verlas tenían que ir al vecino país donde existía la libertad suficiente para que cada cual, según le apeteciera, pudiera acudir a ver el "Ultimo tango en París" o prefiriera contemplar "101 Dálmatas"...
Eso es lo que nos obsequian estos paladines de la libertad y la democracia que no queriendo ocuparse de otros problemas reales, como el del célebre tunel del Carmel, salen, con sus alrededor de setenta votos, en defensa de los derechos de los animales; en este caso del toro de lidia; claro está siempre y cuando no se trate de fiestas autóctonas en las que también el astado sea el protagonistas, que eso naturalmente atentaría contra la cultura ancestral del propio pueblo catalán si se suprimieran los "correbous" o los "bous embolats".
Y de esta forma, al socaire de la prohibición de los toros, marcamos un principio de diferenciación con el resto de España aunque ello suponga pisotear - todos los partidos catalanes lo han hecho, en mayor o menor medida - la tradicional tolerancia de Cataluña, signo inequívoco de su cultura y de su tradicional seny que siempre se ha entendido como ponderación...
Resulta evidente y legítimo que haya quienes no gusten de esta llamada fiesta nacional, es decir, de las corridas de toros; como igualmente lo es que muchas personas - posiblemente mayoría - sean partidarias de su celebración. En todo caso, ante una medida de este tipo, es necesario acordarse de cuantos, con su trabajo, se ganan el sustento precisamente por dedicarse a ejercer cualquiera de los oficios propios de este festejo y a los que ahora se coloca en una difícil situación, pero por lo visto ha pesado más en quienes han votado que en Cataluña dejen de celebrarse corridas la defensa de la salud de ciertos animales, en este caso del toro de lidia, criado precisamente para ser parte fundamental de la fiesta taurina.
En todo caso, como ya se ha apuntado, a la postre un claro problema de creer o no en la libertad y parece que en el Parlamento catalán esta idea no la tienen muy clara.

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