jueves, noviembre 01, 2007

Viven en nuestra memoria.

Nuestra tradición y nuestra costumbre van radicalmente por otro lado y aunque nada tenemos que objetar a la anglosajona celebración del Haloween, salvo que es algo foráneo e importado muy alejado de nuestra manera y forma de vivir, el comienzo del mes de noviembre - "el mes de los difuntos" como aquí siempre lo hemos denominado - se vive en nuestra tierra en torno al emocionado recuerdo de aquellos - familiares, amigos, conocidos - que se nos fueron para siempre, dejando un vacío muy difícil de llenar...

Por eso, en estas iniciales fechas del undécimo mes del año nuestros "camposantos" se llenan de personas y de flores, de oraciones y lágrimas, aunque algunos ya - desde la propaganda laicista de ciertos medios de comunicación oficiales o desde la frivolidad de algunos que se auto proclaman periodistas - se apresuren a dar por "enterrados" - nunca tal vez mejor empleado el término - a nuestros Cementerios anunciando a boca llena que actualmente las incineraciones superan claramente a los cuerpos que son depositados en una sepultura tradicional, como si quisieran dejar sentado que eso de dar cristiana sepultura es algo pasado de moda y en vías de extinción, olvidando que tanto en un caso como en otro lo que prevalece es el recuerdo de quienes murieron y que precisamente por ello siguen vivos en nuestra memoria.
Y no es que estemos en contra de la cremación, obligada incluso en muchos casos y especialmente en las grandes ciudades por la necesidad de evitar un crecimiento imparable de la superficie destinada a los cementerios y en no pocos casos también ante la imposibilidad económica y tambien legal de muchas familias de afrontar la adquisición de una sepultura para sus allegados, pero seguimos pensando que destinar un lugar para que nuestros difuntos descansen en paz es algo consubstancial a nuestra cultura y lo menos que podemos hacer para honrar su memoria.
Y desde luego, partiendo de su permanente presencia en nuestra memoria que es algo así como si siguieran viviendo entre nosotros para siempre.

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