Como si quisiéramos pasar desapercibidos, disimulando con el lenguaje artificial que suele emplear la diplomacia, desde el Gobierno se afronta la crisis desatada por el reino Alauita por la visita de los Reyes de España a Ceuta y Melilla, que cinco siglos antes de que existiera Marruecos como tal Estado, ya eran ciudades españolas de pleno derecho y que aún no habían contado con la presencia de los Monarcas en su suelo, en igualdad de condiciones, a las restantes capitales del Estado español...
¡Un papelón el de nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores y de su titular, señor Moratinos...!
En el caso de Gibraltar, dialoguemos con los británicos, que son socios en Europa, olvidemos la usurpación legal de la Roca y aparquemos el contencioso, no vaya a ser que nos tachen de ultramontanos. Mejor callar. Y ante lo de Ceuta y Melilla, tal vez mejor, mirar para otro lado, hablar del amigo marroquí, de las buenas relaciones de ambos Gobiernos, de la fraternal amistad de ambos pueblos, pero nada de dejar claro y en voz alta la españolidad de dichas poblaciones y desde luego de sus miles de habitantes que, precisamente por eso, han vibrado con la regia visita.
Claro que después de tener que rescatar el Presidente de Francia a nuestras Azafatas detenidas en la República del Chad, a las que desde su propio país no se les había prestado el apoyo requerido en situación semejante, como nos puede extrañar tan vergonzante actitud como la exhibida en este asunto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario