Algo habrá que hacer y pronto, ya que el tema se nos escapa de las manos a pesar de las diversas tentativas, por parte del Estado y las Autonomías, de establecer un marco legal que permita actuar contra esta situación preocupante, alarmante cabría decir, caracterizada por la violencia irracional en los Centros de Enseñanza que, se supone, están precisamente para inculcar en sus alumnos los valores de la paz, la convivencia, la solidaridad, el respeto y la tolerancia... aunque esta desde luego sea tarea primordial de las familias.
Pero no es así, en más casos de los deseables y cada día nos salen al paso noticias de la agresión de unos jóvenes contra otro compañero del mismo Colegio o Instituto, intentos de violación de alguna jóven, agresiones contra indigentes que todo el mal que hacen es estar tirados en cualquier rincón, por carecer de un lugar donde resguardarse del calor o del frío o peleas callejeras, donde con bastante frecuencia salen a relucir bates de Beisbol, navajas, machetes e incluso alguna pistola, con consecuencias terribles como la que recientemente se ha vivido en Madrid.
¿Y donde radica el origen de esta situación?
¿En la violencia habitual de los videojuegos, que enseñan a luchar y a matar al teórico enemigo, simplemente por el placer de acumular los puntos de la victoria? ¿En el discurso cotidiano de los Medios de Comunicación audiovisuales, especialmente la Televisión, donde además de programas basura donde se pone en solfa a cuanto se le pone por delante a los llamados Contertulios, lo normal es ver tiros, explosiones, muertes, atracos, trapicheo de la droga, sexo y desde luego confrontación social?
Pero el colmo de cuanto estamos viviendo lo encontramos en la tendencia, cada vez más frecuente, de grabar comportamientos y acciones anticívicas para "volcarlas" en Internet, para que todos puedan contemplar la hazaña de los violentos y en cuya tendencia será poco cuanto se haga para lograr detener y castigar, ejemplarmente, a los que procedan de esta forma, dando además la publicidad requerida a los culpables y sus actos, como ejemplo para el resto de la sociedad.
Pero, ¿acaso disponemos de los medios necesarios para poder controlar este universo cibernético tan ancho como el propio mundo?
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