Seguramente lo hacen, las empresas y organismos que han implantado tal sistema, para atender a sus clientes o usuarios, con la mejor intención, claro está, pero por lo que uno ha podido experimentar en sus propias carnes, y en su paciencia, el resultado final del método empleado lleva a la irritación inevitablemente, cuando se tropieza con una voz impersonal, que después de estudiada retahila, indica, marque uno si desea tal cosa; dos para esto otro; tres..., para seguidamente obsequiarnos con una musiquilla en la que se intercala de vez en cuando el mensaje, "nuestros operadores están ocupados. Perdone las molestias. En unos instantes atenderemos su llamada..."
Para colmo, y no se tome esta afirmación como rechazo o ataque a los emigrantes; nada más lejos de mi intención; el asunto suele empeorar cuando el interlocutor, una vez logrado salvar la barrera tecnológica de pulsar numeritos en el teléfono desde el que efectuamos la llamada, nos sale al paso una voz con marcado acento foráneo que se empeña en seguir las instrucciones de quién le paga, tozudamente, sin ni siquiera escuchar - y pienso que a veces sin entender - nuestras razones y argumentos, es decir nuestra necesidad de ser atendidos en una demanda o reclamación.
¿ Es esto acaso, atención al cliente, como se nos vende o podríamos interpretar, lógicamente, que se trata de una argucia o tomadura de pelo para aburrirnos en nuestro legítimo derecho de formular una queja por un producto defectuoso ?
Así, hasta se ironiza en publicidad radiofónica o televisiva con este sistema, tras el que se parapetan Instituciones, empresas y organismos para acaban con la paciencia del Santo Job si de exponer alguna queja se trata, pero la cosa desde luego tiene bastante poca gracia por lo que debiéramos exigir nuestros derechos - el primero, a ser escuchados sin subterfugios - y denunciar públicamente semejante proceder como yo hago ahora desde mi Blog...
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