La reciente agresión de una menor, de nacionalidad ecuatoriana, en el metro de Barcelona, por parte de un jóven de poco más de veinte años, que ha circulado en la red a través de YouTube, es una muestra más de la perversidad, de la maldad, de la perfidia, de la crueldad y de la vileza que exhiben algunos sujetos, de vez en cuando, especialmente ante aquellas personas - menores, indigentes, ancianos, minusválidos - por el simple placer de manifestar su superioridad, por la sensación de impunidad que a tales indivíduos/as parece transmitirles el conjunto de la sociedad, que se inhibe cobardamente ante acciones semejantes, y desde luego por unas leyes que en bastantes mas ocasiones de las que sería deseable siempre van por detrás de la aparición de nuevas figuras delictivas...
Si para colmo, ciertas conductas, como la que nos ocupa, pueden ser juzgadas con la flexibilidad con la que lo ha sido esta que nos ocupa, a la hora de instruir el correspondiente sumario, parece normal - aunque no lo sea, desde luego - que un agresor que se confiesa borracho pueda tocar, empujar y patear a una menor, que sentada en su asiento del metropolitano barcelonés ,se ve sorprendida por la salvaje e inexplicable actuación, con marcados tintes racistas, del jóven al que el señor Juez decidió dejar en libertad con cargos ya que consideró que la presencia de la Fiscalía no era necesaria, "ni el Ministerio Público fué informado de la gravedad de los hechos, ni de que se trataba de un caso de agresión a una menor y que había un vídeo del ataque", no siendo convocada, además a una comparecencia para acordar las medidas cautelares a aplicar al detenido, según ha manifestado la Fiscal Jefe del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Pero al margen de todo lo anterior, que ya es bastante, ante agresiones brutales e inexplicables como la que motiva este post, ante la repeticíón de situaciones como las que se vienen sucediendo, con excesiva y lamentable frecuencia, en todo el mundo y desde luego en España, habría que preguntarse, no sin temor, ¿hacia donde camina esta sociedad nuestra, que es capaz de una perversidad semejante...?
¿Hacia donde?
¿Y donde está la causa de estos comportamientos? ¿Y cual es el remedio...?
2 comentarios:
Su artículo me ha resultado muy interesante. Las generaciones de hoy en día llevan, por lo que experimento, una gran tendencia a las agresiones espontáneas, lo cual veo a mi alrededor constantemente. ¿Por qué será que hay tanta ansiedad y necesidad de descargarse? No lo sé, pero lo investigo.
En fin, felicidades por su artículo y continúe así.
Creo, amigo Joaquín, que una de las causas puede radicar en la propia crispación de la vida a nuestro alrededor. En la permanente confrontación de unos y otros - me refiero a los políticos -. En la incapacidad para dialogar y tolerar...
Por supuesto que en este asunto los Medios de Comunicación tampoco están ajenos y desde ellos creo que se hace poco para paliar este problema que denunciaba en mi post, al que se refiere.
Gracias por su comentario y participación.
Publicar un comentario