jueves, octubre 18, 2007

Hambre, la plaga del siglo XXI

Que se produzcan actualmente, según acaba de denunciar la Oficina de Información de la FAO, un diez por ciento más de alimentos por encima de lo que sería necesario para alimentar a toda la población mundial y que padezcan hambre a diario más de ochocientos cincuenta y cuatro millones de habitantes de nuestro planeta, además de una verguenza es el claro síntoma del declive moral y ético de una sociedad consumista, en grado sumo, que todo lo condiciona a vivir mejor sin importarle que otros puedan morir en la miseria y el abandono...
Y es que ni se cumplen los llamados - y solemnemente proclamados - objetivos para el milenio, que establecían la reducción del hambre en doscientos cinco millones de personas, hasta el año 2015, cuando en realidad lo que se ha conseguido es una triste e insignificante disminución de tres millones de seres humanos, entre 1996 y 2007, ni por supuesto, a pesar de la encomiable tarea desplegada por numerosas ONGs, se dan pasos realmente eficaces para acabar con esta auténtica plaga que origina desplazamientos masivos de población, huída hacia el llamado primer mundo de miles de inmigrantes, muchos de los cuales - ya es sabido - mueren ahogados al volcar la patera en la que intenta alcanzar esa utopía que les llega a través de las idílicas imágenes de la televisión o del cine y una crispación lógica que, el día menos pensado, puede estallar irremisiblemente.
Pero aquí estamos nosotros con nuestro confort y nuestra despreocupación, acallando la conciencia con unas moneditas en las mesas petitorias o con un donativo para la ONG de turno, sin importarnos para nada que, mientras tanto, pegada la piel al esqueleto, miles de niños y de adultos mueran como consecuencia de la falta de alimentos o del agua que derrochamos en occidente.

2 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

Magnífico artículo, lleva usted toda la razón. Como escuché una vez en algún sitio: Medio mundo se muere de hambre, mientras el otro medio se muere de colesterol. Qué triste.

Andrés L. Cañadas dijo...

La frase, desde luego, resume magníficamente la situación que padece el mundo, por desgracia.
Una vez más, gracias por su comentario y seguimiento del Blog.
El suyo, en el que he entrado en diversas ocasiones, me parece estupendo.