Que Mister Al Gore se ha montado un buen tinglado con los del cambio climático, creo que es cosa además de sabida, que nadie en su sano juicio pondría en solfa, pero muy mal no debe irle cuando su personal cruzada en favor de la conservación de la naturaleza le ha reportado, hasta la fecha, el Premio Nobel de la Paz - bien retribuído por cierto - y el nacional Premio Príncipe de Asturias que es galardón que no recibe cualquiera y cuya ceremonia de entrega ha sido excusa perfecta para venir a adoctrinar en España, en actos muy mediáticos y concurridos con final típico de sabor americano...
Y está claro que el empeño del que fuera Vice Presidente de los Estados Unidos para despertar la conciencia ciudadana mundial, incluída China, es ciertamente plausible por lo que representa de defensa de un mundo cada vez más contaminado, donde el despilfarro energético es intolerable, la emisión de los gases de efecto invernadero a la atmósfera imparable y en el que, por si poco fuera lo ya comentado, la destrucción de bosques, costas, fauna y flora son el común de cada día y por desgracia, de todos los paises sin excepción.
Pero junto a este reconocimiento de la valía de su iniciativa, queda cierto tufillo de promoción de su propio liderazgo, de oportunidad de negocio medioambiental, de un afán de protagonismo que no pudo obtener en las urnas de su propio país, lo cual invita, al menos, a la duda.
Claro que de eso a resumir, como acaba de hacer el lider de la derecha española, en un censurable ejercicicio de imprudencia verbal, que esto del Cambio climático, según su primo, es algo que no puede convertirse en la prioridad mundial, pués quién sabe lo que pasará dentro de doscientos años, además de frívolo habla bien poco en favor de alguien que aspira, a la vuelta de pocos meses, a ocupar nada menos que la Presidencia del Gobierno de España.
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