Aunque el fenómeno no es nuevo, tal vez la polarización de la vida política nacional y desde luego la absoluta falta de entendimiento y diálogo entre las dos fuerzas mayoritarias en nuestro país está propiciando la irrupción en nuestra vida cotidiana de una peligrosa especie que se encuadra de lleno en lo que se llama y entiende por sectarismo, lacra que nace del fanatismo e intransigencia y de la que nada bueno se puede esperar.
Sectario es todo aquel que es incapaz de atender a las razones y argumentos de otro. Sectario es todo aquel que excluye por las malas a quienes no comparten sus planteamientos e ideas, incluso sin motivo alguno. Sectario es todo aquel que se empeña en borrar hasta la mínima huella de los que considera no ya sus adversarios sino sus enemigos...
Sectario es el comportamiento y la actitud de los que represalían por el simple hecho de castigar a los que no son de los suyos... Sectario es quién coloca, ampara y reparte a su antojo, a los de su cuerda política o ideológica sin tener en cuenta otros méritos. Y quién utiliza los medios de comunicación para fustigar todo lo que se pone por delante, para llevar a cabo cotidianamente proselitismo de su idea y machacar la de sus oponentes...
Una triste plaga que en España se adereza con los condimentos de la envidia, de la soberbia y sobre todo de la revancha, que hemos padecido siempre y que en algunas épocas como las que nos toca vivir, se acentúa lamentablemente desde la izquierda y tambien desde la derecha, representadas en tantas ocasiones por los santones mediáticos que, incluso ignorando los postulados de los Medios que les prestan su tribuna, tensionan gravemente la vida nacional un día si y otro también.
Sectarios, triste secuela de la España más negra que en lugar de extinguirse con el paso del tiempo vuelve a florecer con más fuerza si cabe cada vez que alguno de ellos logra alcanzar el poder, en cualquiera de sus manifestaciones...
Dios nos libre de esta plaga.
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