Un cuarto de siglo, desde que iniciara sus actividades legislativas en el ámbito de la Comunidad autónoma andaluza, dan desde luego para mucho y aunque todavía queden aspectos que bastantes ciudadanos no comparten, es cierto que la Institución ha contribuído de manera decisiva a la articulación legislativa de un territorio que por número de habitantes y extensión supone alrededor de la tercera parte de España y se ha convertido, a pesar de la reiterada hegemonía de uno de los partidos políticos presentes en nuestra autonomía - salvo el breve período de la pinza entre Partido Popular e Izquierda Unidad, uno de cuyos representantes llegó a presidir la Cámara - en un necesario foro de debate de las ideas de todos los grupos.
Desde junio de 1982 mucho es lo que se ha aportado, primero desde los Reales Alcázares de Sevilla y la antigua Audiencia y actualmente desde su sede definitiva del Hospital de las Cinco Llagas, a la vertebración de una Comunidad cuya transformación es paralela a sus ansias de progreso, de libertad y de modernidad, aunque muchas de sus propias señas de identidad estén sólidamente ancladas en la más rancia tradición, como es bien sabido.
Según se afirma y por otra parte es facilmente comprobable acudiendo a la consulta de los datos, nuestro Parlamento es comparativamenmte hablando el que más iniciativas legislativas ha desarrollado, a lo largo de sus veinticinco años de existencia y el que, igualmente, ha promovido más actividades de control del Gobierno regional, mereciendo especial mención en este capítulo el texto del antiguo Estatuto de Andalucía y el más reciente, aprobado en consulta popular cuya respuesta no fué excesivamente entusiasta, tal vez por no atribuirle los andaluces al proyecto la misma prioridad que trataron de justificar los políticos.
Nuestro Parlamento ha puesto en marcha, en este cuarto de siglo de existencia, la Oficina del Defensor del Pueblo, la Cámara de Cuentas, el Consejo Económico y Social, el Consejo Consultivo o el Consejo Audiovisual, sin olvidar la Ley que creó la RTVA, un organismo fundamental para la articulación de nuestra Comunidad y - ¡ojalá la realidad respondiera plenamente a este criterio! - para la potenciación y difusión de los valores autóctonos de la Cultura andaluza, entre otros proyectos que no enumeramos por la necesaria brevedad de este post.
Persisten, eso sí, determinados vicios que impiden que el Parlamento sea contemplado como el paradigma del ejercicio democrático en nuestro territorio, entre los que tal vez el principal escollo sea la aplicación del llamado rodillo de la fuerza política mayoritaria sobre los demás grupos que no obtuvieron el suficiente número de escaños para poder controlar la Cámara, pero en este día - de feliz aniversario - quede el comentario en nuestro respeto por la Institución, nuestro deseo de que siga contribuyendo al desarrrollo de Andalucía y de los andaluces y nuestra confianza de que, en el futuro, sus debates contemplen la posibilidad de que las ideas e iniciativas de las fuerzas políticas minoritarias sea tenidas en cuenta y convertidas también en leyes para todos nosotros.
Y junto a ello, quede igualmente el reconocimiento hacia cuantos, en estas siete legislaturas, han desempeñado el cargo de diputados por mandato popular.
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