lunes, diciembre 08, 2014

La igualdad entre mujeres y hombres.

Un encuentro casual, esta misma mañana, con una vecina de mi casa me ha recordado la desigualdad que aún hoy día, a pesar de lo avanzado en este asunto, persiste en España entre el hombre y la mujer precisamente como consecuencia de la educación que en esta materia hemos recibido los miembros de ambos sexos desde la cuna y en la que la patriarcal figura de los varones, representada siempre por el padre, ha calado hasta lo mas profundo en los comportamientos de todos nosotros, especialmente en las generaciones nacidas hasta las recientes décadas de los ochenta del pasado siglo y aún después...

Y es que viendo a mi vecina con el barreño entre las manos, subiendo a la azotea para tender la ropa, aprovechando el soleado día de la festividad de la Inmaculada, he caído en la cuenta que esta señora como tantas otras mujeres de nuestro entorno - afortunadamente cada vez en mayor número - mañana como el pasado viernes y todas las jornadas laborable del año tendrá que desplazarse hasta una vecina población para cumplir con su jornada de trabajo, es decir que además de desempeñar una función laboral tiene también que encargarse de las labores domésticas, atribuidas desde siempre a las manos femeninas y por supuesto vedadas para el hombre, que pare eso ha sido y en muchos casos sigue siendo el rey de la casa.

Afortunadamente, de unos años a esta parte y especialmente asumido por los mas jóvenes el hombre se ha incorporado a dichas obligaciones domésticas y toma parte en ellas en igualdad de dedicación y a veces incluso mas cuando su pareja trabaja fuera del hogar pero queda aún un largo trecho para que esa equiparación con la mujer sea total y por tanto el concepto de superioridad de uno sobre el otro desaparezca en la sociedad de nuestro tiempo, comenzando por la obligatoriedad de que en el trabajo a igual función mismo salario, algo que hoy todavía está a años luz de ser una justa realidad...

Ya digo, he pensado bastante en esto, en muchos momentos de mi vida que asentada en unos principios tradicionales y bastante antiguos se ha mantenido en esa posición de injusticia hacia la consideración de la mujer, pero hoy al ver a mi vecina barreño en mano subir a la azotea para tender, he tenido la constatación de que todavía queda lejos alcanzar la necesaria igualdad entre varones y hembras por la que debemos luchar todos hasta que se logre.

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