viernes, diciembre 12, 2014

Adiós a un amigo inolvidable: Miguel Ruiz.

Aunque esperada desde pocos días antes, cuando tuvo que ser ingresado en el Hospital San Juan Grande tras una caída, la muerte de Miguel Ruiz, que ya se moría poco a poco desde la muerte de Carmen, el Miguel del Cristo y algo también de las Cinco Llagas, el Miguel de Karcomedo, el Miguel del Pregón de la Feria y de su Casa del Rocío, que también lo era mía, el Miguel amigo, bonachón, entregado siempre a los demás, metido en mil y un lío por tal de hacer de la amistad un ejercicio común y de trabajar en lo que fuera por Jerez, el Miguel autor de su libro de Memorias en el que tanto procuré ayudarle para que finalmente viera la luz, tras algún desengaño previo, nos ha dejado a todos una profunda tristeza y esa sensación de soledad con la que se despiden aquellas personas que, en una u otra manera, han marcado nuestras vidas...

Y al mismo tiempo, como he podido leer a mi hijo en su página Cofrademanía, también nos ha proporcionado la certeza de que, tras casi dos años de la marcha inesperada de Carmen, su amor de siempre, su compañera inseparable, finalmente ha sido llamado junto a ella en ese reencuentro celestial que seguro habrá acabado con ese singular y único baile por sevillanas que tantas veces tuvimos la fortuna de contemplar en el que la oronda figura de mi amigo se agigantaba junto a la chiquitita que con sus manos trazaba arabescos en el aire como queriendo pintar la alegría de nuestra tierra.

Se ha ido Miguel pero se queda, en la memoria, con nosotros. Con quienes le tratamos y le quisimos, como a su esposa Carmen, junto a tantos recuerdos de horas compartidas y momentos inolvidables en San Telmo, en el calistrá del Rocío, en la caseta de Karcomedos, en el Hontoria, en el Bosque y en multitud de ocasiones que aunque no volverán jamás nunca se ausentarán de lo mas profundo de nuestro corazón...

Descansa en paz, amigo. Que Carmen junto a Dios te haya recibido en la Gloria eterna.

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