domingo, noviembre 09, 2014

¿Es peor el Bipartidismo que la fragmentación política?

Una de las ideas - mantra como se les denomina ahora - mas reiteradas en los últimos tiempos, especialmente por ciertos Medios Informativos y desde luego por los militantes de algunas fuerzas políticas de nuestro país es la de que el bipartidismo se ha acabado en España, de acuerdo con las tendencias que ofrecen los distintos sondeos que se han venido realizando entre los ciudadanos con respecto a las posibilidades electorales futuras del partido en el gobierno y del principal partido de la oposición, es decir el PP y el PSOE, destacándose singularmente el avance experimentado por ciertas formaciones minoritarias y de manera muy concreta la irrupción de esa incógnita que por ahora es Podemos a la que interesada o inconscientemente no pocos grupos mediáticos han elevado a la categoría de milagro español nacido de la irritación de millones de conciudadanos nuestros, que por supuesto está absolutamente justificada...

Y no es que dudar de la utilidad del llamado Bipartidismo sea algo negativo o contrario a la lógica socio política pero convendría recordar, por la experiencia vivida, lo ocurrido en España tras la dictadura de Franco con la interminable fragmentación ideológica que hizo poco menos que imposible, en bastantes casos, la gobernabilidad de Ayuntamientos o Autonomías hasta que acabó imponiéndose la lógica y en la práctica diversas tendencias de la derecha o de la izquierda aprendieron a convivir y funcionar bajo unas mismas siglas lo que nos llevaría finalmente a contar con dos grandes formaciones políticas sobre las que ha venido funcionando, unas veces mejor otras peor, nuestra Democracia.

Por eso no se debería insistir tanto en sepultar el bipartidismo español, que tiene su expresión en otras muchas democracias occidentales que siguen funcionando bien, sin que ello tenga que significar la erradicación de otras formaciones minoritarias o nacionalistas que complementan nuestro espectro y que han permitido, en muchas ocasiones, pactos o acuerdos puntuales que han servido para que la gobernanza fuera posible, aunque ciertas tendencias ácratas quieran ahora negarlo, en apoyo de sus tésis anarquistas que ya sabemos lo que trajeron a España en la década de los años treinta del siglo pasado...

Así que menos especular con el fin del bipartidismo que a lo peor esconde detrás de dicho argumento intereses inconfesables.

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