sábado, noviembre 08, 2014

Cataluña: El problema, a partir del lunes.

Finalmente, con una pantomima de referéndum o consulta, el gobierno de la Generalidad de Cataluña y sus aliados independentistas han convocado ante urnas de cartón, sin censo, a través de terceros para evitar la intervención del Estado, a todos los habitantes de dicha región española, incluidos los que hayan cumplido dieciséis años, para que se pronuncien sobre la independencia de su Nación de nuestro país, ignorando siglos de convivencia común, acusando de que "España nos roba" y pisoteando literal y prácticamente la vigente Constitución que ellos - los catalanes - apoyaron masivamente tras la recuperación de la Democracia aunque ahora muchos miren para otro lado en su confesado anhelo de conseguir un estado independiente...

Volver ahora, tras años de tensiones y enfrentamientos dialécticos, tras Tripartitos a los que prestaron su apoyo la derecha de CIU y la izquierda de los Socialistas catalanes y los demás extremos de izquierda de aquella parte del territorio español, tras la megalómana actitud de quién ahora preside el Gobierno de la Generalidad, parece inútil empeño por lo que no seré yo quién lo haga, pero no es menos cierto que unos y otros, mas bien estos de aquí simbolizados por el Gobierno, han dejado pasar demasiado tiempo sin abordar de una vez y en profundidad un gravísimo problema que España padece y que ha generado - ignorarlo es absurdo - miles de catalanes que quieren, posiblemente no sepan muy bien por qué o estén demasiado ofuscados por la propaganda de los independentistas - irse de España y cuanto antes, mejor.

Así las cosas, el problema no está en que mañana ese sondeo, convocatoria o pantomima electoral depare un resultado adverso a los intereses de todos los españoles, catalanes incluidos, o que millones de personas acepten las enrevesadas preguntas que el Gobierno del señor Mas ha dispuesto, al modo de aquella que en su día la UCD dispuso para la Autonomía andaluza, sino en la frustración que, por no servir para nada práctico dicha convocatoria, sentirán legítimamente millones de ciudadanos de esa parte del territorio nacional que se sentirán engañados, traicionados y por tanto reafirmados en su deseo de alcanzar la independencia, lo cual antes que minimizar el problema lo prolonga en el futuro con consecuencias impredecibles...

Por eso surge inevitable la pregunta: ¿Y ahora que?. ¿Reformar la Constitución? ¿Un nuevo Pacto fiscal como algunos solicitan? ¿Una España asimétrica? ¿La Aplicación de los artículos incluidos en la Constitución para estos casos?. Ahora ¿que?

Ojalá que la cordura se imponga...

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