Las recientes campañas de diversos medios informativos internacionales contra España, sus artículos poniendo en solfa todo cuanto se relacione con nuestra maltrecha economía, sus pregonadas dudas e incertidumbres sobre las posibilidades de nuestro país para superar la actual situación de crísis nos plantean la duda de si semejante actitud está basada en un sentimiento de odio contra cuanto suene a español o por el contrario es producto de un auténtico menosprecio al papel de nuestra Nación en el mundo, ya que de la noche a la mañana hemos pasado del llamado milagro español a ser, poco menos, que el hazmereir de occidente...
En esa línea de desprestigio van las crónicas, artículos y editoriales de los principales periódicos de Alemania, Francia, Reino Unido o Estados Unidos, entre los que destacan especialmente las Agencias Reuter o Associated Press, la CNN o la BBC y desde luego Financial Times, Wall Street Journal o The Economist y singularmente por su tendencioso reportaje titulado "Austeridad y hambre en España", ilustrado con una serie de escogidas fotografías en blanco y negro, The New York Times que como diría el paisano se ha pasado tres pueblos con el juicio sobre nuestro país al que considera afectado por una severa crísis económica, con graves problemas políticos derivados de las autonomía catalana y vasca e inmerso en peligrosos conflictos sociales que a veces acaban en enfrentamientos violentos, argumentos que además encuentran su amplificación inmediata en redes sociales como Twitter, Google o Facebook, lo cual es cierto pero también existen aquí muchas cosas positivas que se podrían haber destacado en las páginas de la Biblia periodística de los norteamericanos, al que por otra parte falñtarían con toda seguridad páginas para hablar de todas las lacras de su puritana sociedad.
Y ante esta permanente andanada de desprestigio, ¿se hace algo desde aquí para contrarrestarla y sobre todo para ofrecer la auténtica imágen de España al resto del mundo.? que sería no solo lo aconsejable y necesario sino lo oportuno en estos casos. ¿Acaso el Gobierno - desbordado por la precaria situación de nuestras finanzas - ha sabido poner en marcha una política informativa para hacer frente a las campañas que nos vienen desde el exterior y que, sin duda, tienen un impacto muy negativo en líderes políticos y empresariales, en los inversores y en general en las personas con capacidad de decisión en asuntos que pueden contribuir a que mejore o empeore nuestra situación actual.
Argumentos no faltarían para responder acertadamente a estos ataques, pero hasta el momento uno de los puntos débiles del Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy es, precisamente, el relacionado con una política eficaz de comunicación. Solo falta asistir a las permanentes contradicciones en materia informativa entre algunos de sus miembros y sobre todo seguir la programación de medios oficiales como Radiotelevisión Española para confirmarlo...
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