Se ha puesto de moda, desgraciadamente, de un tiempo a esta parte. El representante de un Partido político suelta lo que se le ocurre, sobre un determinado asunto, echando a sus oponentes "las plagas de Egipto" e inmediatamente desde el otro lado se niega la mayor, y se devuelve el ataque para dejar constancia de que "los malos de la película" son, desde luego, los que acusan. ¡Que estaría bueno cargar con culpas ajenas...!
Y así, lectores, oyentes y teleespectadores se quedan sin saber muy bien donde está la verdad de la cuestión, dudando quién cuenta la realidad de lo que sucede y quien trata, por todos los medios legítimos o no de disculparse para quedar bien ante la opinión pública, dejándonos en la duda permanente de cual de las partes es la que nos dice la verdad. Vamos, quién miente o no cada vez que el ciudadano asiste atónito, ante la página impresa, el mensaje sonoro o las imágenes televisivas a lo que al político de turno le viene en gana decir contra sus oponentes.
¿Tan difícil sería articular un discurso propio, sin improperios y descalificaciones? ¿Tan complicado, contar de verdad lo que uno pretende hacer, sus razones para tomar esta o aquella medida y no descalificar por sistema al Partido o los Partidos de la oposición? ¿Acaso el nivel de nuestros representantes públicos no da para mas? ¿Este es el nivel intelectual al que debemos someternos, por sistema, los españoles? Desgraciadamente, por lo que se escucha y se ve, parece que si y además, como es "aventada" la basura por la amplificación de los Medios de Comunicación - ¡que hay que vender, para que el negocio subsista! -todavía peor...
Y así, ¿hasta cuando?
Quizá por eso Churchill dijo aquello de que "la Democracia es el menos imperfecto de los sistemas políticos", pero no dijo nada de la perfección...
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