viernes, diciembre 30, 2011

Si quieres un trabajo, apúntate a un Partido.

Para el común de los mortales - al que al parecer no pertenece la "casta" política - es algo irritante, intolerable y un trágala asumido al parecer por inevitable el hecho de que cuando un militante de un Partido cesa en un cargo inmediatamente se le proporciona otro, para que no deje de percibir suculento salario y, de paso, tenga la boca prudentemente cerrada...

Así estamos viendo que, sin que se practique la libre concurrencia y aún se tenga en cuenta la adecuada preparación para ejercerlo en muchos casos, a quién termina como Parlamentario se le adjudica enseguida una gerencia de cualquier organismo sobre el que su formación política tenga el control, se le convierte en miembro de algún Consejo Asesor o de Administración de los numerosos que con la Democracia han venido o sencillamente se le eleva a la condición de Asesor de algun Ayuntamiento, Diputación o Consejería de cualquiera de las diecisiete Autonomías que configuran nuestro Estado de las idem.

Y de esta manera van pasando los años y algunos personajes se convierten en crónicos en la extensa red que conforman las distintas administraciones públicas simplemente por su fidelidad a unas ideas políticas y desde luego a su activa militancia en ellas, cuando lo normal, lo riguroso y hasta lo ético es que transcurrido un plazo normal de tiempo - por ejemplo, dos legislaturas - todo aquel que haya ejercido cualquier función se marche a su casa y deje sitio libre para otros, que la lista es desde luego larga...

Se lograría, de esta manera, la necesaria renovación de ideas y de personas, se evitaría la hipoteca de los cargos por parte de ciertos indivíduos y se propiciaría una mayor honestidad y transparencia en la vida pública.

Claro que soñar no cuesta dinero...

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