Suele ser habitual con cada nuevo Gobierno, tanto en el ámbito nacional como en el autonómico o en los locales y es que la tentación de acaparar protagonismo, la ingenuidad o la imprudencia ante el acoso periodístico, incluso la ausencia del sentido de responsabilidad que es normal recién estrenado un cargo, llevan a mas de uno y de dos y en mas de un caso a manifestar públicamente algo de lo que tan solo horas mas tarde tienen que arrepentirse de haber dicho, viéndose obligados a rectificar...
Ya digo. Esto es habitual con gobiernos de derechas o de izquierdas y ahora, tan solo minutos después de abierta la legislatura se ha vuelto a repetir, con el anunciado recorte de cuatro mil millones para el próximo Consejo de Ministros, declarado informalmente por el titular de la cartera de Economía y no digamos con la nota emitida por el Ministerio de Sanidad sobre el asesinato de una mujer en Roquetas al mencionar que el mismo ha sucedido en el entorno familiar, lo cual ha provocado la inmediata reacción de la anterior ministra del ramo que de paso ha arrimado el ascua a la sardina de su militancia ideológica.
Y es que no por repetido deja de ser este de los y las bocazas - dicho sea con todo respeto - un problema de la vida política nacional, donde la ausencia de prudencia se pone de manifiesto una y otra vez cuando se producen relevos en los cargos, dejando además la sensación de que muchos se dedican a formular declaraciones sobre asuntos que desconocen o acerca de los cuales no tienen la información necesaria que les permita articular un discurso coherente.
Y ya se sabe que para esto, el remedio está -por mucha presión que puedan tratar de ejercer los informadores - en tener la boca cerrada...
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