Que tras desempeñar un cargo público los políticos deban ser compensados con cierta generosidad por su dedicación al servicio de sus conciudadanos, parece cosa lógica y razonable, a pesar de que muchos de ellos durante dicho desempeño hayan disfrutado de suculentos emolumentos y determinadas regalías de las que no disponen en su vida la mayor parte de los ciudadanos de a pié, pero de eso al despropósito de salarios vitalicios, compensaciones por dicha función o pensiones de jubilación con las que suelen obsequiarse a sí mismo hay toda una demostración de menosprecio al conjunto de la sociedad, de estar por encima de los demás, que naturalmente provoca rechazo e indignación y a la que se debería poner coto, cuanto antes.
Viene esto a cuento por el acuerdo adoptado por la Mesa del Congreso de los Diputados para que quién ha sido Presidente de la Cámara hasta hace tan solo unos días perciba, durante dos años, el ochenta por ciento del salario bruto que venía cobrando durante su mandato, amén de otras regalías como coche oficial, escolta o asistente personal, todo lo cual se traduce en un salario mensual medio de once mil euros, que no está nada mal como podrá usted apreciar amigo lector...
Y dada la situación de nuestro país, atenazado por una tremenda crísis económica, con un nivel de paro superior al veintidós por ciento, que según FUNCAS para el próximo año se elevará al menos en un punto, con unas expectativas poco alentadoras para remontar esta situación, al menos a corto y medio plazo, con bolsas de pobreza clamorosas, semejante acuerdo representa un claro ejemplo de que aquí se ha creado toda una casta política que por mucho que ideológicamente parezca enfrentada, bien que se cuida de garantizarse un suculento retiro dorado, al que no tiene derecho el resto de los mortales como ratifica el hecho de que un ex presidente de gobierno tenga como pensión vitalicia alrededor de siete mil euros mientras que la pensión máxima en España se encuentra en unos dos mil y no digamos las míseras pensiones de viudedad o similares que contrastan también claramente con la de algunos ex parlamentarios cuya percepción se eleva a mas de dos mil euros al mes.
Lamentable, pero cierto...
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