"Todo está acabado..."

Las últimas palabras de Cristo en la Cruz, recogidas en el Evangelio de San Juan, sirven también para resumir el sentimiento de los cofrades al llegar la triste tarde-noche del Viernes Santo que, en algunas ciudades como Sevilla, se prolonga en la jornada del Sábado, aunque esta litúrgicamente sea inhábil, jornada de preparación y reflexión en suma, a la espera de la solemne Pascua de la Resurrección, y en la que en Jerez ya no hay presencia de las Cofradías en la calle..., aunque algunos lo intentan.

Por eso, precisamente, para los miembros de las Hermandades ninguna expresión mejor para resumir su nostalgia que las últimas palabras que Jesús pronunciara, clavado en Cruz, antes de expirar. Y es que, casi como un suspiro, de manera efímera, se han consumido las jornadas de Domingo de Ramos a Viernes Santo en las que las distintas Cofradías de la ciudad han llevado a cabo su Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral - en la que por cierto se podría cuidar algo más el paso de las mismas bajo sus bóvedas para que tuviera auténtico sentido - y casi en un instante todo pasó ante nuestros ojos, quedando tan solo el anhelo para una nueva conmemoración pasional, a la que habrá que aguardar durante todo un año...

Ahora viene, sin embargo, la vida interior de la Hermandad, su actividad cotidiana, su culto íntimo en cada templo o capilla, su labor en defensa de los hermanos más necesitados de ayuda, comprensión y afecto, su compromiso social con los más necesitados y marginados de nuestra injusta sociedad consumista que, a la postre, será la que dará sentido al concepto de hermandad, justificará su existencia y respaldará, ante quienes no forman parte de ellas e incluso, tantas veces, las critican o rechazan, su existencia y vigencia.

Y es que es ahí donde radica verdaderamente el auténtico sentido de estas Corporaciones que nacieron para dar público culto a unas Imágenes pero cuya oración tiene que traducirse en acción en favor de sus propios miembros y del resto de la sociedad...