viernes, abril 23, 2010

¿Quien expide el certificado de demócrata?

Desgraciadamente no aprendemos y mientras en otras latitudes se admite, como normal, la evolución ideológica de las personas y, salvo que hayan cometido delitos que no es el caso que nos ocupa, se acepta su normal integración en la sociedad y se reconoce su trabajo en favor de un país, aquí seguimos obstinadamente empeñados en expedir patentes y certificados de limpieza de sangre a cuantos durante le dictadura del general Franco desempeñaran algún cargo público o formaran parte - que son bastantes los casos - de las organizaciones juveniles de la época, a los que algunas personas consideran apestados...
Se ha vuelto a suscitar este debate con el reciente fallecimiento de quién fuera Presidente del Comité Olímpico Internacional y, entre otras cosas, lograra para España y mas en concreto para su ciudad natal, Barcelona, las Olimpiadas del 92, fuera capaz de poner orden en el movimiento olímpico internacional, convirtiera la manifestación deportiva cuatrienal en una auténtica máquina recaudatoria y de proyección del propio deporte, a escala universal y consiguientemente del país en el que los Juegos se celebran y, por si poco fuera todo ello, dejara para el COI y para el mundo de la Cultura la herencia del Museo Olímpico.
Pero todo ello se menosprecia por una guerrara blanca y una camisa azul, sobre la que algunos Medios de comunicación y ciertos políticos han basado toda su argumentación descalificatoria sobre la figura de Juan Antonio Samaranch que en su día fuera Delegado Nacional de Deportes, cargo desde el que promovió la campaña "Contamos contigo", germen del posterior crecimiento deportivo español, aunque ello no ha servido para que se haya respetado su memoria, estando aún de cuerpo presente.
Una figura que en otros lugares del mundo ha sido justamente reconocida, por su dedicación y aciertos al frente del COI, aquí - ¡que lástima de país! - sigue aguardando que los encargados de certificar la condición de demócratas de las personas se dignen expedirle la patente correspondiente...
Sigamos sembrando vientos que algún día pueden estallarnos en tempestades.

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