De un tiempo a esta parte los SMS o mensajes cortos a través de los teléfonos móviles se han puesto de moda, posibilitando incluso un lenguaje propio especialmente entre los jóvenes, y en fechas señaladas como Navidad o Año Nuevo se han convertido en la forma de intercambiar buenos deseos entre familiares y amigos, transformando las antiguas tarjetas en una antigualla que cada vez se ve y se utiliza menos, en esta sociedad del consumo y sobre todo de la prisa que nos ha tocado vivir...
Es una de la formas en que los avances tecnológicos nos influyen y, al margen de aspectos negativos como el empobrecimiento del lenguaje apreciable en nuestra juventud, tiene a su favor la rapidez de la comunicación entre los seres humanos, salvando cualquier distancia y evitando por ejemplo el excesivo consumo de papel que propiciaba el antiguo sistemas de las felicitaciones navideñas.
Claro que en esta moda de los mensajes electrónicos, vía teléfono, se aprecian por otro lado y de foma especial en fechas tan señaladas como las navideñas, una serie de textos llenos de cursilería, que pretenden ser originales y que se repiten, una y otra vez, hasta la saciedad y que incluso perviven varios años, lo cual no deja de ser una lata.
Para colmo, con la facilidad de poder teclear en el móvil, no pocos comunicantes, ufanos por el mensaje que nos acaban de largar por vía inalámbrica, se olvidan de decirnos quienes son y solo firman con el número de su celular -como dirían al otro lado del Atlántico - con lo que, además de su comprobado mal gusto a la hora de elegir su texto de felicitación, nos obligan, si queremos saber de quién se trata, a consultar nuestro particular listín telefónico, lo cual es ya para exasperar al más paciente...
Buena prueba de que el anonimato propicia, junto al mal gusto, la mala educación de invadir la intimidad ajena y encima, dejarle a uno con la incognita de quien ha sido el osado...
3 comentarios:
Yo he contestado a varios así, con un , gracias igualmente. No sé quiénes son. Me gustaban más los cristmas de navidad, lo malo es que, por lo menos yo, ya no tengo ni idea de cómo se llaman las calles en dónde viven mis conocidos. Mea culpa.
Cuánta razón tiene usted,amigo Don Andrés.
Desde luego la tradicional felicitación navideña resultaba algo más "cálida" que los tecnológicos SMS, pero el progreso manda y tendremos que acostumbrarnos. De lo que yo reniego es de las farragosas y cursis felicitaciones que algunos envían, copiando de otros y por supuesto de aquellos que no firman más que con el número de su móvil, como si uno tuviera que llevar en la memoria el listín íntegro de todos sus amigos y conocidos.
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