De unos años a esta parte se ha puesto de moda, en la Radio española, este género informativo de opinión en el que por desgracia abundan los enterados, los listos que de todo saben y quienes aprovechan sus intervenciones para adoctrinar a sus oyentes, a la izquierda o a la derecha, por si acaso no estuviera ya el Medio - en general - sobrado de contenidos políticos que aburren hasta las ovejas y que de la llamada radio generalista están retirando, cada día más, a quienes con criterio propio desean que las emisoras les informen, les entretengan y, si es posible - que sobre ello albergo seria duda - contribuyan a incrementar sus conocimientos...
Son algo más de veinte millones los españoles que, cada día, siguen el medio radiofónico, conectándose a cualquiera de las ofertas que el dial de un receptor de radio les ofrece, aunque la proporción de los que siguen las llamadas radiofórmulas - músicales o informativas - sobre aquellos otros que prefieren contenidos generalistas se inclina cada vez más a favor de las primeras, lo que debiera ser motivo de reflexión para los responsables de estas últimas.
Y en todo este asunto, el bombardeo de opiniones - a veces embarulladas, nada sosegadas - de las denominadas tertulias radiofónicas, siempre llenas de tópicos, generalidades y vaguedades de unos personajes - periodistas o asimilados - que cobran bien por su presencia matinal en los estudios de las emisoras, juega un papel nada positivo para el medio radiofónico cuya credibilidad ante sus destinatarios se resiente sin duda.
¿Es que este género, tan extendido y ya antiguo, acaso no tiene otra alternativa más original?
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