La que se ha liado, en este país de nuestras culpas, con el atuendo de la señora Ministra de Defensa, en el acto de la Pascua Militar...
Que si resultaba improcedente ese traje de chaqueta, especie de smoking, que sin lugar a dudas resaltaba su figura. Que si debía llevar traje largo, de acuerdo al protocolo establecido para la ceremonia. Que si se hubiera tratado de un militar, al no vestir adecuadamente conforme a reglamento, habría sido sancionado. Que si ¡vaya tela de cuarenta y cinco minutos de discurso...!, tresz veces el tiempo que empleó el Rey en el suyo.
El caso es hacer leña del árbol caído y aprovechar la decisión de la titular del Departamento de Defensa de vestir conforme sus gustos y su edad, conforme un criterio renovador de las viejas etiquetas, para ponerla en solfa, que politicamente puede resultar conveniente para desgastar al Gobierno, como si eso - lo de la ropa y menos mal que era de corlor negro - fuera importante para algo más que para tratar de meter el dedo en la llaga de una dolorosa derrota en las urnas de quienes no se alinean ideológicamente con el partido al que perenece las señora Chacón o de aquellos a los que fastidia, sin duda, que la Defensa Nacional esté liderada por una mujer...
¿O no hay mucho de estos último, en toda esta historieta de la ropa de la Ministra...?
Y es que, por mucho que se quiera, el "habito no hace al monje" y lo verdaderamente importante de este asunto no es el traje sino que la responsable de este Departamento ministerial lo dirija con acierto y eficacia, si está capacitada para ello.
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