Recientemente se ha conocido, a través de distintos medios informativos, que la provincia de Cádiz ha perdido este año varias banderas azules, ese distintivo que indica a los ciudadanos que una playa goza de buena salud, es decir, que está limpia cada día, que dispone de servicios, atención sanitaria, duchas y vigilancia efectiva para prevenir cualquier tipo de incidencia entre los bañistas que a la misma acuden para pasar unas horas en ella...
Naturalmente, en cuanto la noticia de la pérdida del distintivo de calidad ha sido divulgada, los respectivos Ayuntamientos afectados han alzado la voz - después, no antes - para poner en entredicho el sistema que se aplica en la adjudicación de tales banderas azules y para proclamar las bondades de sus playas afectadas, algunas muy conocidas por cierto y a las que acuden, cada jornada de verano y especialmente los fines de semana, miles de personas de toda edad y condición.
Y digo yo que, en algún caso, a lo mejor dicha pérdida está justificada. Me baso, para esta afirmación, en lo que durante el verano del año pasado ocurrió habitualmente - y en este Blog se denunció por activa y por pasiva - en la playa de El Palmar, del término municipal de Vejer de la Frontera, donde la afluencia masiva en torno a un "Chiringuito" llamado "El Aborígena" llegó a crear verdaderos problemas de masificación, atascos insufribles de tráfico, "botellonas", escenas poco edificantes en horario de menores, que han obligado al Ayuntamiento a adoptar la drástica medida de la prohibición, este año, de instalaciones similares en la referida playa...
Y si en otros supuestos, de suciedad, falta de calidad de las aguas, carencia de servicios, accesos y un largo etcétera y desde luego en los que han motivado estas pérdidas, los municipios costeros de la provincia gaditana, y en general de toda Andalucía, y desde luego las Consejerías competentes en esta materia, de la Junta autonómica, actuaran decididamente en lugar de mostrar su sorpresa e indignación cuando pierden la mencionada banderita, con seguridad todos saldríamos ganando y nuestras playas se encontrarían, sin duda, en perfecto estado de revista.
Y usted que lo vea, y lo disfrute amigo/a lector/a.
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